Cuando salimos a buscar mundos
a encontrar palabras que pesen menos que el aire
escucho voces que van de mí a mí
y bocas que se mueven detrás de un abanico.
Entonces quiero decirle cosas que vayan de él a él
pero cien niños atraviesan corriendo mi garganta
y la luna vuela como un pájaro contra el anochecer
El se roba las lápidas se roba las costumbres
toma nota de su propio escándalo y se alegra
cuando me toco y me agito y embellezco
ante sus ojos de mercenario pulido como lupas.
En tanto la ciudad entra y sale indiferente de las sombras
y somos como dioses cazando en limousine.