Procesando...


Estudio sobre Piedra Infinita

El libro "Piedra infinita" es un poema extenso. Hasta su aparición no se conocía en la lírica hispanoamericana un texto similar, con sus características formales y con su temática, tratada con esa fuerza formidable.

Octavio Paz afirma: El poema extenso debe satisfacer una doble exigencia: la de la variedad dentro de la unidad y la de la combinación entre recurrencia y sorpresa.

"Piedra infinita" cumple con esta doble exigencia: hay en su desarrollo una gran variedad, siempre atenta a la unidad del texto. La piedra sirve cono hilo conductor, y a ella se vuelve recurrentemente en su relación con el hombre. La sorpresa está garantizada por la inquietantes imágenes que Ramponi utiliza con inusual versatilidad de lenguaje. Las palabras están unidas por el eje siempre cambiante y vivo del Canto. El poema se inicia con una respuesta causal:

Porque compacta sombra,

o soledad,

perpetua soledad a plomo,

témpano limbo y piedra,

tienen la misma réplica, oh cóncavo nefasto, igual

ecuación fría

responden con un eco de amargo símbolo en la sangre.

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La conjunción causal ?porque? abre el poema como si él fuera respuesta a una pregunta que preexiste. ¿Cuál es esa pregunta? ¿Hay pregunta? ¿Se trata sólo de una afirmación acerca de las causas, del origen?

En la primera página, ya aparecen varios de los elementos fundantes de la piedra: soledad, silencio, sangre. No tardarán en aparecer los otros.

Desde el inicio "Piedra Infinita" es una puesta en evidencia y un intento de revelación del misterio. ¿Será el misterio del ser, de la existencia?. Para dar respuesta Ramponi pone en funcionamiento sus estrategias verbales en el poema. Como en toda justa poética debe elegir bien las armas. El campo de batalla y la fortaleza a conquistar se confunden en un solo espacio: el infinito.

¿Pero cómo entrar en el infinito? ¿Cómo acercarse? De ahí quizá, la elección de la piedra: testigo milenario y escenario de la vida humana de Ramponi a la vez. Allí comienza la revolución. En medio del costumbrismo pintoresquista imperante surge un poeta que para aludir a una experiencia concreta de su entorno, la cordillera de Los Andes y sus montañas, no la nombra. Esta es la búsqueda no del retrato, sino del misterio que se esconde en el revés de la montaña , allí donde cada piedra grita su silencio desde siempre, donde nada tiene nombre. Ramponi no es un poeta de las apariencias sino de la profundidad. Así la piedra se transforma en un desconcertante espejo para el ser.

Su opacidad no devolverá las previsibles apariencias. Si el poeta vence en la batalla y logra penetrar la piedra, quizá encuentre lo buscado o, se acerque al menos, y ese sea su triunfo.

Ramponi ubica en la piedra la otredad. La piedra es lo otro más acabado. La piedra no crece. Sólo puede disgregarse, pero sigue siendo ella. Está ausente: no contesta. Llama desde su silencio, convoca desde su abismo. ¿Guarda en sus entrañas el misterio de la existencia? Es testigo privilegiado por ser ?lo otro?, lo distinto. Lo que sin vivir, pervive, está, es. Muerta en vida observa más allá del tiempo, sumergida en el espacio. En ella hay que buscar las respuestas más hondas porque la piedra es lo más distinto y distante del ser del hombre. Paradójico destino humano de buscarse en lo lejano, en el revés, en lo inefable, en lo insólito. Un ?otro lado? que completa el cansado lado conocido de las cosas. Encuentro del misterio en el misterio. Camino de revelación encarnado en lo profundo para encontrar el ser. Aventura de lo desconocido e imprevisible: vivir completo y total de la vida.

Comienza entonces una tarea titánica de desmembramiento, de desmantelación de la piedra a través de la palabra, trépano del minero verbal. El plan es destruir la realidad aparente para reconstruir la realidad total en el infinito y allí buscar el misterio del ser.

Luis Emilio Soto ve en esta actitud que hay cierta afinidad con la caótica expresión de Neruda aun cuando la tortura verbal de Ramponi es de signo inverso: no se complace en la desintegración de las cosas, sino en la inspeccionarlas líricamente por dentro y descubrir desde qué perspectiva de sueño eterno ven la inestabilidad del hombre y sus pasiones.

Este desmantelamiento de lo real en el poema es descubrir el secreto de la piedra, entrar en su interior, interrogar a lo eterno, oír el silencio, sentir el latido de la sangre en el corazón de la piedra, ver correr el agua y después volver para dar testimonio en el Canto. Destruir para encontrar y reconstruir para testimoniar. Encarnar en la palabra para testimoniar la aventura.


La unidad del poema



Un libro como "Piedra Infinita" corre el riesgo de ser leído como una serie de fragmentos más o menos hilvanados sin unidad. Pero en este caso, desde el inicio se postula una unidad. En la tapa, al pie, leemos ?Poema?. Ramponi no quiso dejar lugar a dudas sobre su intención. Otro alerta sobre su propósito está en la tipografía. El poema se inicia con una gran mayúscula, que sólo se repetirá al final del libro para abril el envío que lo cierra. Los espacios en blanco y las mayúsculas más pequeñas marcarán las divisiones internas del poema, transformándose en verdaderas articulaciones.

La unidad de "Piedra Infinita" se manifiesta ante todo en la recurrencia a la piedra. Todo el poema aparece como un repiquetear sobre el enigma de lo abstracto que encuentra su mejor exponente en la piedra. Ella recibe diversos nombres: témpano de silencio, ataúd del sonido, patria sin súbdito, desierto sólido, etcétera.

El ritmo es un aspecto formal que contribuye a la unidad del poema. Las palabras tienen un encadenamiento rítmico que responde a su tono más íntimo. El verso blanco adquiere unidad por el ritmo. Entendido éste, no sólo como transcurrir del tiempo en el poema, sino también atento a la sentencia de Machado acerca de la poesía: Palabra en el tiempo. El ritmo como visión de lo real. El ritmo no es medida: es visión del mundo, dice Octavio Paz. Ramponi en su repiquetear incesante sobre la piedra funda una visión particular del mundo: una visión abismal. El hombre está en un abismo y a él hay que ir para profundizar los misterios del ser. Nadie mejor que la piedra, otredad por excelencia, para servir de camino hacia el abismo. El ritmo es el continente del lenguaje y a su vez se baña en sus aguas siempre renovadas por los poetas.

Ramponi consigue su ritmo trayendo del lenguaje la mayor sonoridad. También dando los giros semánticos más precisos y sorpresivos a las palabras. Parece buscarlas deliberadamente por su sonoridad. Por ejemplo, en el principio, cuando entra en escena la ?p? explosiva que preanuncia el imperio de la piedras: compacta sombra, perpetua soledad, témpano de silencio, tiene la misma réplica, responden con un eco, en enlazan en la misma página. ¿Qué visión más cercana a la piedra inmensa y al deseo de penetrarla que estos choques de sonido contra el silencio perfecto de la página en blanco?.

El ritmo también se apoya en la acentuación de las palabras. Gran cantidad de esdrújulas pueblan el poema: lúcido, sonámbulo, recóndito, cíclope, cábala, oráculo, túmulo, vorágine, sarcófago, la lista podría se infinita. Lo cierto es que las palabras esdrújulas contribuyen a caracterizar el ritmo majestuoso del poema.

Otro recurso utilizado por Ramponi para dar un ritmo y una musicalidad particulares al poema es la aliteración:

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De coraza a carozo duro páramo muerto,

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La aliteración cumple al pie de la letra con la función sonora que busca el poeta en las palabras. A través de ella consigue la sensación de movilidad que tiene la naturaleza con el aire, el agua y los seres que pueblan y acompañan la piedra.

Otro elemento que da unidad al poema es la ruptura permanente de la sintaxis. La recurrencia a la piedra y la quiebra de sintaxis ? característica primordial de la poesía del siglo XX ? evitan la dispersión en relatos y la necesidad de completar el sentido de una imagen. Todo está dispuesto en orden de la aventura de entrar en la piedra, de bucearla en la búsqueda del secreto del ser. Paradoja humana: buscar lo ?uno? en lo "otro" (La incurable otredad que padece lo uno, Antonio Machado; la incurable unidad que padece lo otro, Roberto Juarroz). La prueba de la unidad aparece en pasajes del poema en donde no es necesario nombrar para que el sentido surja:

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Patria sin súbdito

oh abrupta silenciosa,

monótona profunda

colectiva unitaria

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Cuatro pares de adjetivos que se contradicen lógicamente y que confluyen en una unidad de sentido para aludir a la piedra. La aparente contradicción que se plantea entre ellos carga de misterios a la piedra, la sintaxis rota acompaña a la semántica inefable de los versos. ¿Puede ser algo colectivo y unitario a la vez, unánime e infinito?

El poema aparece aquí como un ejemplo de lo que Laura Cerrato ha llamado el desnombrar en la poesía moderna. En la búsqueda del nombre original de las cosas o de las cosas mismas en su estado original, el poeta moderno desnombra. En este caso Ramponi consigue la máxima presencia de la piedra a Través de su ausencia, busca en el silencio la forma más precisa para nombrar a la piedra.



Los mundos de la piedra



La piedra no está sola. Convive con diversos mundos y con sus habitantes. Hay en el poema cuatro mundos claramente definibles: el animal, el vegetal, el mineral y el musical. Estos mundos aportan sus habitantes y la voz del poeta los transforma en habitantes del poema. Su incorporación no es extraña, son los testigos y protagonistas de la justa entre el hombre y la piedra.

Ramponi echa mano a su infancia. Allí encuentra abejas, luciérnagas, águilas, mariposas, gusanos, enjambres, panales, larvas, élitros, etcétera, dentro del mundo animal. En el vegetal: laurel, polen, tutor, estambres, alvéolos, cardo,corola, lirio, mugrón, girasol, magnolias, pedúnculo, pétalo y más. En su infancia campesina, de la que poco se sabe, Ramponi vivió entre todas estas palabras que contienen los mundos animal y vegetal que lo acompañaron.

Junto a los recuerdos de la infancia, ubica elementos que no son de su entorno: lianas, orquídeas, liquen, anémona, caracol, pulpo, nácar, valvas, medusas. Estos habitantes de los mundos del poema aparecen con menor frecuencia.

Ni los elementos que Ramponi rescata de su niñez, ni los que son ajenos a ella, son utilizados en forma retórica. Aparecen con toda su fuerza semántica entramados en las imágenes del poema.

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sueña, sueña una corola fúlgida,

un infinito lirio inmarcesible.

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Un día siempre diurno,

- como un águila boreal diseminada en luz,

acumulada en nimbo ? cela lo perpetuo.

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Los vegetales y los animales cobran vida y acompañan al hombre en su justa con la piedra. Son presencias en la vida del poeta que están con él en la creación.

El mundo vegetal es quizá el más cercano a Ramponi. Ha vivido entre árboles y viñedos. En ellos encuentra algunos de sus momentos poéticos más altos.

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El árbol es un pensamiento de la tierra,

bulle y fulge en la atmósfera con su rito de pájaros;

semáforo del alba sus veletas al viento,

escultura de pecho circular al paisaje

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El mundo vegetal se relaciona directamente con dos elementos que son de importancia en el poema: el agua y la tierra. Símbolos de fertilidad que se unen con otro eterno símbolo de fertilidad: la piedra. Todos unidos en el misterio de la vida. Dice Ramponi:

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Nadie conoce los pensamientos de la tierra;

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La piedra es un símbolo de fertilidad que se manifiesta, por ejemplo, en el mito de Deucalión y Pirra. Los hombres nuevos nacen de las piedras arrojadas hacia atrás que son los huesos de la madre ( Tierra). Frazer apunta que en muchas religiones las piedras han sido usadas para ayudar en el parto, para producir lluvia, para conseguir la salida del sol, etcétera.

El mundo musical en Ramponi llega a través de la concepción de la labor del poeta como Canto. Esta idea en los tiempos de "Piedra Infinita" está comenzando a definirse en él y tendrá su mayor expresión algún tiempo después en su Crédo Poético. En el poema el canto aparece insistentemente y está en contraposición al silencio característico de la piedra.

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Déjame que afronte su oráculo

que escuche su vertiginoso silencio,

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El mar mece su rumor, la piedra bate su silencio.

Un eco sonámbulo canta en el odeón enardecido.

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A través del mundo musical Ramponi llega a algunas de sus más inquietantes imágenes:

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De pronto, campanarios sepultos,

en un viento sin ráfaga se citan en los astros brisados

por la noche.

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Esta imagen disloca todos los referentes posibles. Irrumpe en el tiempo con el ?de pronto?, los ?los campanarios sepultos? constituyen una forma rara de oxymoron, porque lo sepulto no necesariamente no es sonoro; pero en el caso de los campanarios, la condición de los sepultos anula su condición sonora esencial. A este sujeto insólito se suman dos complementos de lugar desconcertantes. En un viento sin ráfaga, imposibilidad lógica que cobra vida en el poema, sirve de lugar de cita que se completa con en los astros brisados por la noche. Ambos lugares guardan una obvia contradicción aérea con los campanarios sepultos que habitan en lo subterráneo, nace un espacio insólito en el cual se confunden lo subterráneo y lo aéreo. Este ejemplo de riqueza de imagen puede ser encontrado a lo largo de todo el poema. Es general, los núcleos generadores de las imágenes del poema se encuentran en los mundos señalados.

El último mundo apuntado es el mineral. Tiene un obvio origen en la naturaleza del poema. En este mundo hay varios tipos de apariciones claramente definibles. Por un lado, la piedra como protagonista del poema. Esta es una presencia permanente. Ya en el titulo aparece expresa la intención de Ramponi de investigar todas sus caras.

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Piedra es piedra:

Aleación de soledad, espacio y tiempo,

ya magnitud, inmemorial olvido.

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Pero además está la presencia de minerales específicos: mármol, hierro, plomo, azufre, ámbar, cinabrio, azogue.

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Ella, sin brizna de entraña, mármol lleno de mármol.

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La tierra cargada de su plomo triste

gira para un azar de siglos y girándulas.

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Cada elemento participa de la fiesta única de la imagen en la poesía. Dice Octavio Paz que la imagen es cifra de la condición humana, y más adelante agrega: (...) dicen que la imagen recrea el ser. Las imágenes de Ramponi confirman las palabras de Paz. En cierto sentido las refundan, los minerales sirven como caminos en la búsqueda del ser.

Otra aparición del mundo mineral es cuando el poeta recurre directamente a la palabra ?mineral? aludiendo al mundo en el cual está buscando carta de ciudadanía para indagar la profundidad de la piedra. Así aparecen: bestia mineral, pastor del mineral, flor del mineral, fauna del mineral, ciprés mineral.

Hay todavía un último tipo de aparición del mundo mineral. Es a través del palabras o imágenes que remiten a la piedra. Se trata de: dolmen, menhir, arrecifes de herrumbre, seca mina triste, filón de nácar, cantera sorda, nieles, gargantas como cráter, cantera furiosa, revenido, entre otras.

Piedra o vanidad del tiempo que a sí se erige dólmenes.

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Los mundos señalados no tienen una azarosa aparición en el poema. "Piedra Infinita" descansa sobre ellos. De ellos toma elementos para fundar sus imágenes, cumpliendo cada uno su función. El animal y el vegetal van acompañados porque así existen en la naturaleza. Ramponi los frecuenta porque le son caros. Ha convivido con ellos y los conoce. A la fascinación por la vida de la piedra infinita que tiene enfrente de sus ojos une la fascinación por la vida de los animales y las plantas.

El mundo mineral es de obvia aparición por la naturaleza mineral de todo el poema. Sin embargo, Ramponi logra multiplicar las posibilidades de ese mundo indagando obsesivamente en sus más diversas variantes. No se contenta con la piedra y, como en otros casos, actúa casi por saturación. Recorriendo incansablemente los minerales.

Por último, el mundo musical relaciona la realidad de los animales, los vegetales y los minerales con la poesía. El canto es la actitud por excelencia del hombre y así debe vivir. Es por eso que el poema se cierra con un pedido al hombre de canto, única actitud posible frente al misterio. El canto aquí parece ampliarse en su implicancia semántica. Se transforma en sinónimo de vivir. El canto alimenta la vida y la hace posible.


Las palabras?llave de "Piedra Infinita"



En un trabajo sobre Jorge Guillén, Elsa Dehennin utiliza el concepto de palabra?llave. Desgraciadamente el estudio se convierte en una estadística bastante alejada de la poesía. Sin embargo, Dehennin plantea un interesante concepto: J?entends par là ( palabra?llave) les mots qui se distinguer par leur frecuénce absolute, de mots dont les signifiants sont apparus objetivement comme les signofés essentiels de toute l?ouvre...

En Ramponi y, sobre todo a partir de "Piedra Infinita", empiezan a aparecer algunas palabras que se transformarán en vehículos necesarios para llegar a los nudos esenciales de su poesía. Un repaso de algunas de ellas puede guiar en la búsqueda de esos nudos esenciales que sirven indudablemente al poeta en su aventura hacia el misterio.

1. Soledad

Desde la primera página, ?soledad? aparece como una de las palabras caracterizadoras del poema. La piedra está sola, pero el hombre también lo está. En la piedra es quizá donde el hombre podrá empezar a entender su soledad cósmica: mirándose en la gran sola, la piedra. Como se ha visto, la piedra se define a sí misma ( Piedra es piedra) y además es aleación de soledad, espacio y tiempo. La piedra está constituida por una porción esencial de soledad. La soledad va a ser a lo largo del poema la condición primordial a tener en cuanta en la relación piedra?hombre.

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Enajenado, mártir del soplo hasta un nivel de enigma,

solo de la sola soledad consigo

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La soledad llega a ser asfixiante, es una sola soledad consigo. Esta compañía final afirma aun más la condición de soledad pues sólo está acompañada por sí misma. El hombre está solo con su soledad.

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Con la piedra en la frente,

El hombre cumple ciclos de soledad,

Remonta una vejez inmóvil que no tiene cifra

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Cuando la piedra y el hombre llegan a estar juntos están solos. Paradójica relación que no consigue rescatarlos de su soledad,

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Oh soledad redonda de piedra y hombre solos,

Amarga flor de mineral y sangre que el canto rudo

cimbra

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La tarea del hombre para indagar en el misterio es una tarea sola y en la que se encuentra soledad.

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rompí su cuerpo por ver su corazón: témpano solo

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2. Silencio

El silencio en el poema está estrechamente ligado a la soledad. Desde un principio la piedra es un témpano de silencio. El poeta pide la posibilidad de escuchar el vertiginoso silencio.

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sentid: ni ruda música primaria

cajón sordo, yunque seco, ataúd de sonido

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La metaforización de la piedra a través de su condición silenciosa es rica. La palabra?llave sirve aquí como posibilidad metafórica para abordar la piedra. Caracterizándola, revela la piedra a los ojos humanos. El silencio, referido a la piedra se transforma. Ya no es él mismo, sino que es el grito de la piedra. La voz de la piedra en el silencio.

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silencio no es silencio

es el tremendo vítor de la piedra

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3. Sangre y corazón

Estas dos palabras?llave van íntimamente ligadas. En ella se manifiesta la vida. En el corazón se resguarda, a él le pide amparo en su indagación del misterio.

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Ampárame a reverbero, corazón, que arrostro el témpano

infinito

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A través de la sangre, de la corriente vital interior, el hombre intenta llegar a la piedra. Se ponen en contacto hombre y piedra por la sangre.

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(La piedra acosa al hombre,

lo asedian sus espectros,

por el reverso de la sangre suelta sus meteoros fríos,

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El hombre es al final el héroe del corazón que ha tratado de entrar en el corazón de la piedra. Un corazón en busca de otro. Un corazón que desde la vida intenta abordar uno inerte.

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Corazón de la piedra que no llora ni pregunta nunca,

torrado en soledad,

en su amarga vertiente de silencio,

penitente sin rodillas ni sangre

como esclavo girasol aborigen.

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Para llegar al secreto del mineral tuvo el hombre que ir al corazón. En el final del poema, sin decirlo explícitamente, el poema muestra cómo el hombre y la piedra tienen corazón, pero sólo el hombre tiene sangre, símbolo de la vida.

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oh alma que aun habitas un cuerpo,

cuerpo que aun hospeda su sangre


sangre que aun exige su liturgia terrestre.

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4.Tiempo

El tiempo, como se ha visto, es otro de los elementos constitutivos de la aleación que forma la piedra. Elemento primordial porque así como la sangre va a establecer una diferencia implícita, no dicha, de la piedra con respecto al hombre, el tiempo va a ser un elemento distintivo apuntando expresamente por el autor.

El tiempo lo rodea todo, es el testigo inevitable. Pero se trata de un tiempo particular.

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tiempo cerrado, autónomo, infinito.

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A su vez, el tiempo se expresa en varias de sus formas: perpetuo, siglos, siempre. Es el tiempo esencial, el que no se puede medir, el que atestigua la existencia de la piedra y la del hombre: la eternidad.

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Mi corazón sin párpados, sin cancel no frontera,

arrostra un tiempo sin tiempo ni tiempo:

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Es un tiempo intemporal, un tiempo que transcurre más allá de las cronologías y los horarios, como el tiempo mítico. Pero este tiempo ni siquiera tiene anclaje que adquiere el tiempo mítico cuando el mito cristaliza en relato.

Se trata de un tiempo puro, original. En un momento del poema el tiempo se transforma en Tiempo, forma moderna del Crono griego. Desde la antigüedad la piedra está en lucha constante con el tiempo. El tiempo no puede vencer a la piedra que se mantiene incorruptible, mientras que el hombre es efímero y cumple un ciclo vital limitado. En el tiempo se establece una diferencia profunda entre el hombre y la piedra, y el poeta lo hace manifiesto. El hombre respeta y admira lo eterno de la piedra.

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Ella, lo eterno; yo lo efímero ardiente, la atropello

A sangre y canto

Lo sé: me mira hasta los huesos con mi lápida

pero lloro sobre ella, porque algo suyo llora en mí su

destino

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5. Espacio

El espacio completa la trilogía de la aleación que constituye la piedra: soledad, espacio y tiempo. El espacio es el elemento indispensable para caracterizar a la piedra: hueso del mundo cuya principal condición es ocupar espacio. El espacio llenado por la piedra no se agranda ni se achica, es siempre el mismo. Debe estar disponible para contener a la piedra. La piedra es la eterna intrusa del espacio.

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Sed espacial, cerrada en límites

ensimismada en cólera compacta.

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El poeta busca en espacio inefable que le permita acceder a la piedra. Además del espacio concreto intenta inventar un espacio para la interioridad del mineral. En esta operación destruye el espacio real, convencional, en la búsqueda de lo imposible.

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sólidos de vacíos y vacíos de sólidos:

cóncavos terribles hasta el cielo

cúspides hasta el fondo de la tierra:

tremendo poliedro de luz y sombra,

de alvéolos bloques a tumbos por la frente.

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Si bien ?espacio? como palabra?llave no aparece con la misma asiduidad que las otras, las imágenes espaciales son determinantes en el poema.

En la búsqueda de un espacio para interioridad de la piedra, lugar posible para entrever el misterio del hombre, adquiere especial importancia la idea de reverso.

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Que latitud, entonces, del corazón, qué zona dulce

emerge

ráfagas de memoria y márgenes de olvido - ,

donde la piedra flota sin reverso en la luz,

diáfana pluma, copo azul de espacio

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El reverso el elegido por el poeta como lugar indicado

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A sangre y canto

-todo bajo los ojos? busco su reverso,

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Porque:

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todo sucede allá, detrás del mundo.

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Este verso final podría haber sido escrito por Pedro Salinas. La búsqueda del reverso de la realidad ha sido una constante en algunos poetas contemporáneos que han buscado en él lo que no encuentran en la cara visible de las cosas.



6. Canto

La palabra ?canto? acompaña todo el poema. Ya en la advertencia que lo encabeza se califica a "Piedra Infinita" como un Canto. Fragmentos del Canto han aparecido posteriormente, dice Ramponi.

El Canto va acompañado de su acción, cantar:

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cifra total que integra su infinito solo,

donde el acorde se realiza,

donde canta ? lo escucho - ,

la piedra canta un solo de eternidad y de silencio.

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El silencio es el canto de la piedra. El hombre a su vez canta como actitud esencial y vital en la búsqueda del misterio.

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El hombre canta y llora a crispación de vida y muerte,

hasta cimbrar su corazón en su misterio.

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El poema se cierra con la invitación al canto. La poesía es para Ramponi algo más que un género literario, es la apuesta vital. El poeta encuentra en la poesía

( en el Canto), su manera de vivir.

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Canta pequeño pastor de unos días y una sangre

sobre la tierra, nuestra heredera y nuestra herencia,

canta, oh deudo mientras vuelve a la heredad la

dádiva gota a gota a su núcleo,

porque es honra del hombre libar lo que su oscura,

última flor contiene,

así madura la equidad del mundo, oh héroe del corazón,

cantando

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El poeta encuentra en el canto el soporte moral del mundo. Lo llama equidad del mundo. El canto es necesario para que el mundo tenga su propio equilibrio.



La piedra



¿Por qué Ramponi elige la piedra para indagar en los misterios del ser, en la existencia humana? ¿Por qué, si la piedra aparece, a pesar de su significación mítica, como lo más lejano a la vida? Quizás en esta aparente contradicción resida una primera respuesta. Ramponi no buscó un acercamiento fácil, evidente. Por eso ya había abandonado la tradición local en lo formal y se había adentrado en una más de vanguardia, por la cual ya había pasado. Su libro estaba condenado al silencio, a la incomprensión. Su salto era demasiado alto y largo para un medio acostumbrado a la faena descriptiva de ?acequias cantarinas?. Esta incomprensión después se trasladó a Buenos Aires. En Chile, en cambio, supieron apreciar la inmensidad del poema. El propio Ramponi contribuyó al desconocimiento de su libro con su actitud retraída y su intransigencia con el mundo literario.

La montaña, como a todo hombre que tenga que convivir con ella, había deslumbrado al poeta. La piedra infinita era una presencia de siempre e intuía que en ella estaba el secreto que buscaba. La piedra guardaba el misterio. Por oposición, por contraste, en ella ? la sin vida - habitaba el enigma del ser. O quizás la ausencia y el silencio del ser. El hombre moderno sabe que junto a cada cosa está su ausencia y con esa ausencia la nostalgia humana del origen, antes de la separación, cuando todavía la espera no había comenzado. Paradoja moderna: el ser habita en su propia ausencia. Y la piedra es la máxima ausencia: soledad perfecta, espacio compacto, tiempo perpetuo.

Ramponi escuchó un día hablar al gran escultor chileno Lorenzo Domínguez sobre los materiales y entre ellos referirse especialmente a la piedra. Domínguez explicó que la piedra lleva cautiva una forma que quiere darse a conocer, la labor del escultor es ayudarla a manifestarse. Se agrega además el hecho de que, a diferencia de otros materiales, no se puede agregar piedra a la piedra. Cuando un arista se ha desprendido queda para siempre separada y la forma de la piedra eternamente alterada.

Esta idea subyugó a Ramponi que tenía la experiencia de años junto a la inmensa cordillera. Su justa poética fue alimentada en diversas formas.



La piedra como símbolo



La piedra en Piedra Infinita es un símbolo. Para la simbología la piedra es símbolo del ser, de la cohesión y la conformidad consigo mismo ( Cirlot), mientras que el hombre está sometido al tiempo y a los cambios que él acarrea y que llevan a la muerte, la piedra vive en un mundo intemporal. Es un testigo del tiempo humano.

Desde la antigüedad se explicó el origen de la vida con piedra caídas del cielo. Además, en los libros de las grandes religiones y en algunas leyendas convertidas en mitos referidos a la creación y al origen de la vida, aparece la piedra. Desde siempre ha impresionado al hombre por su unidad, por su cohesión. La piedra filosofal de los alquimistas, por ejemplo, simboliza la unidad de los contrarios y, por lo tanto, la totalidad.

Es inevitable que esta simbología haya traído aparejada la inquietud por indagar en el interior de la piedra. La paradoja es que si se quiebra la piedra para ver su interior se rompe la unidad de la piedra primigenia dando lugar a nuevas unidades en trozos. La búsqueda del interior crea nuevos interiores, recreando el misterio. Misterio que, por otro lado, parece inaccesible. La piedra ha creado un espacio que en un sentido es todo interioridad y por otro exterioridad.

La exterioridad de la piedra se da a los sentidos y es fácilmente descriptible y abordable; la interioridad, en cambio, encierra todos los secretos que las piedras han sugerido a los hombres durante siglos. La exterioridad ha sido la materia de petrógrafos y gemólogos , mientras que la interioridad ha preocupado a los científicos que han creído conocerla con sus instrumentos y a algunos poetas por el misterio.

Jorge Enrique Ramponi es uno de los poetas que se han preocupado por los secretos que la piedra puede guardar. Su indagación fue una avanzada en América, continente rico en piedras. Luego vendría Neruda con sus Alturas de Machu Pichu, poema que fue recibido con disgusto por Ramponi, pues entendía que había sugestivas similitudes temáticas y formales entre los poemas. Lo cierto es que el texto de Neruda y el propio poeta tuvieron una trascendencia universal que Ramponi nunca alcanzó.

Queda dicho que la piedra en "Piedra Infinita" convoca a una larga tradición simbólica, pero como toda vez que hay verdadera poesía ? y este es un caso - , el poeta recrea el símbolo, le da una nueva arista, lo hace propio. Ramponi elige la piedra que tiene una tradición simbólica reconocible y que ya viene cargada de significados, pero la refunda como símbolo. Después de "Piedra Infinita" la piedra ya no es la misma en su relación con el hombre. Ha sufrido el enriquecimiento del roce con la profundidad, con la hondura de una mirada poética honda. Después de Sísifo y su cima inalcanzable, del encadenamiento de Prometeo y de los huesos maternos de Deucalión y Pirra, Ramponi vuelve a la piedra y dice:

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Responden con un eco de amargo símbolo en la sangre

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La elección de la piedra tiene una razón inmediata, que es la cercanía de la cordillera, verdadera encarnación de la piedra infinita. El poeta no puede sustraerse de la atracción que ejerce la gran montaña sobre su espíritu sensible. Pero además hay una razón más profunda. La suposición de que la piedra reúne las condiciones para servir en la indagación del ser. Es imposible e inútil determinar si fue una elección racional de Ramponi o si simplemente la intuición del poeta se dirigió hacia donde debía dirigirse. Lo cierto es que la piedra se transforma en un espejo que le devuelve al hombre una imagen desconocida en su rostro. No la que dan los espejos comunes, sino una imagen salida de la opacidad de la piedra. El poeta se enfrenta con lo distinto, con lo otro, para encontrarse. Reformula a la piedra como símbolo adentrándose en el misterio de la creación.

"Piedra Infinita" respeta la relación simbólica tradicional del hombre con la piedra, en la que es símbolo del ser. Pero como queda dicho, cada gran autor reformula la semántica del símbolo. Ramponi no ve, como en Deucalión y Pirra, a la piedra como el origen de la vida, no como Sísifo que soporta en la piedra la personificación de la pesada condición humana, el lastre de vivir, y así sucesivamente con todas las formas en que la piedra ha quedado cristalizada en los diversos mitos. Ramponi hace de la piedra un espejo para mirar su propio ser. Paradoja del hombre moderno: la búsqueda de lo uno en lo otro, incluso en lo contrario. El poeta horada la piedra para encontrar algo en su origen, aunque sea una señal. Para realizar esta aventura tendrá que recurrir a su herramienta primordial de minero del misterio humano: la palabra.

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Rompí su cuerpo por ver su corazón: témpano solo

Vacié su vaso, arena contenida.

Ella, lo eterno; yo, lo efímero ardiente, la atropello

a sangre y canto.

Lo sé: me mira hasta los huesos con mi lápida,

pero lloro sobre ella, porque algo suyo llora en mí su

destino

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La piedra y el mito



La decisión de Ramponi de no nombrar en ningún momento a la montaña, y de no ser descriptivo, debe ser tenida muy presente en la lectura. La experiencia exterior, la gigantesca montaña, es transformada en una experiencia interior que no necesita ni siquiera un pequeño espacio para ser desarrollada. El espíritu del hombre indaga en sus misterios sin necesidad de grandes despliegues porque cuenta con la palabra para hacerlo.

Esta idea tiene que ver con la operación que se produce cuando los interrogantes profundos del hombre cristalizan los mitos. Entendiendo por mito la concreción verbal de los misterios profundos del hombre.

Hoy se hace difícil hablar de mito pues la palabra está cargada de sentidos que van desde lo peyorativo hasta la máxima aceptación. Utilizando el sentido tradicional de mito, Roberto Juarroz afirma: No me seduce mayormente la relación entre el concepto de mito y la idea de poesía. La actual falta de mitos en la poesía me parece altamente positiva, y en cierta manera pone las cosas en su lugar. Los mitos me parecen leyendas más o menos simbólicas y colectivas que pueden compartirse en los comienzos. Pero creo que estamos en un final, y en los finales sólo pueden tener vigencia las esencias y los símbolos desnudos, aunque apenas puedan compartirse. Los mitos que parecen surgir o sobrevivir son nada más que escuálidos sustitutos de creencias perdidas, de lenguajes que el hombre ya no puede recuperar. Aquello que fue posible en el origen ha dejado de se posible. A esta altura sólo queda la potencia creadora de los símbolos últimos, es decir, la poesía y no el mito, la poesía tal como hoy la entendemos. A partir de otra concepción de mito, Octavio Paz afirma: No todos los mitos son poemas pero todo poema es un mito.

Una interesante aproximación al mito relacionado con la poesía hace Albert Béguin: Entre otras definiciones válidas e incompletas del poeta moderno, puede proponerse la siguiente: el poeta es quien, espontáneamente u obedeciendo a una necesidad vital, responde con mitos o con un mito a las preguntas que le plantea su condición de criatura humana frente al universo. (...) El mito es una manera particular no de expresar lo que ha sido comprendido antes por la inteligencia, sino de ?asir? lo que no puede asirse de otro modo. Siempre proporciona, o intenta proporcionar, un apaciguamiento a la angustia. Al estupor del ser que comienza a interrogarse acerca de su destino; y esta respuesta siempre tiene la forma de una acción, de un drama.

Este autor continúa diciendo que existen en este sentido dos clases de mitos, los primitivos y los poéticos; los primeros son colectivos y los segundos individuales. El mito poético, que es el que nos interesa, sirve al hombre para exorcizar conscientemente el insoluble conflicto que todo ser percibe en si mismo.

Con la sola salvedad de la palabra ?conscientemente? este camino de análisis resulta interesante para "Piedra Infinita". Lo consciente es aceptable si se lo entiende sólo como la oposición a la falta de conciencia personal del mito primitivo por ser de creación colectiva. Es cierto que el poeta en el mito poético busca conscientemente la creación, lo cual no quiere decir que sea absolutamente consciente de su creación. El poeta verdadero se hunde en el misterio y va más allá de su propio alcance consciente.

Finalmente Béguin apunta: el mito que inventa el poeta (...) cumple, pues, una función salvadora. Y por eso mismo siempre es, en cierto sentido, el mito de la ?creación? (...) . Si bien es cierto que responde a la angustia esencial de un espíritu y que tiende a conjurarla, llevará en sí el reflejo de esa interrogación (...). La creación poética es más aún que la imagen de la creación del mundo: es la creación en sí. El mito es el nacimiento del poeta, el nacimiento del mundo o según Claudel, el co-nacimiento ( y conocimiento) del poeta y del mundo.

Hay que dejar en claro que no se trata de la salvación como la entienden las religiones. Sin embargo, la poesía nos está salvando, aunque no sepamos de qué.

Es importante poner el acento en la aseveración de que el mito tiende a conjurar la angustia. Se trata de una tendencia. El mito primitivo se separa del mito poético porque sirve para apaciguar la angustia. La poesía, en cambio, es experiencia, no conjuro. La poesía no apacigua nada. Para contener la angustia de la condición humana el hombre moderno ha inventado nuevos mitos a la manera de los primitivos y ha fracasado. Ni la publicidad, ni la pedagogía, ni la política, entre otros, han calmado la angustia humana,

En cambio, han tenido a aumentarla. El pedagogo crea la ilusión de apaciguar la angustia que producen los imposibles de la educación. El poeta vive la angustia. El político apacigua todo lo que pueda romper el equilibrio de la convivencia social sin importar las injusticias; el poeta ha sido expulsado de la sociedad, vive al margen y denuncia la condición humana, viviéndola, aún riesgo del desequilibrio, la locura, la exclusión. El poeta verdadero está más cerca de la pregunta que de la respuesta. Por lo tanto, no puede apaciguar absolutamente nada.

Esta dirección se comprende mejor de lo dicho por Juarroz. Este poeta se refiere a la definición tradicional del mito que en el análisis de Béguin está representada por el mito primitivo. Esto explica el por qué de su negación de las relaciones entre mito y poesía, pues vivimos en una época que ha inventado mitos al estilo de los primitivos.

En "Piedra Infinita" el mito se presenta en dos formas diferentes. En primer lugar, Ramponi habla del mito y, en segundo lugar, utiliza uno de los mitos de la mitología clásica ( el de Narciso) que tiene relación con lo apuntado acerca de la piedra como espejo en el cual el hombre se busca.

La palabra ?mito ? es utilizada en varias oportunidades por Ramponi:

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Piedra por piedra,

desierto sólido, áspero alcázar,

nudo macizo hasta lo negro.

Piedra o enigma de lo abstracto

o realidad de mito puro,

olvido de Dios ya dios de olvido.

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Para el poeta la piedra es realidad de mito puro. Es decir que encuentra en la piedra una esencia mítica. Es un material que el poeta sabe que puede hablar y decir cosas importantes. Pero no es fácil escucharla. Para oír hablar a la piedra hay que saber penetrarla. Esa es la tarea del poeta para dar a conocer el misterio en su canto. La piedra es además olvido de Dios , ya dios de olvido, es decir que pone en contacto con la religiosidad, con lo supremo.

Ramponi también se acerca al mito tomando uno de los tradicionales griegos: el de Narciso. Y no lo elige al azar. Hay en ese mito algunos elementos significativos con respecto a los alcance últimos de "Piedra Infinita".

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Piedra parada al borde de su fuente:

vertiginosa cuenca en sombra,

eco de la altitud, su dimensión vacía,

cuño y espejo del estruendo sólido.



Sima y cima se abisman en reflejos

devueltas en su imagen

doble Narciso atónito en la mente

sobre un viso de fábula.



Pero la sangre escucha bajo las bóvedas del Tiempo:

percibe un extraño silencio como aureola de mito o

estupor de hazaña,

un agudo sigilo que reverbera en su tenaz alerta.

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En estas tres estrofas los principales elementos del mito de Narciso entran en juego. En ellos el mito se reformula con la piedra como un insólito Narciso.

En la primera estrofa aparece la fuente en la que Narciso ( la piedra ) se ve y luego a continuación, el eco y el espejo. Por un lado el eco, duplicador del sonido. Recordemos que Eco es la enamorada no correspondida de Narciso. El eco del poema está en una dimensión vacía porque es el eco de la altitud. Ramponi en estas inquietantes imágenes reafirma la condición abismal del poema. Pero de un abismo particular, no sólo hacia abajo, sino también hacia arriba: el infinito.

Pero además está el espejo, duplicador de la imagen. Hemos dicho que la piedra funciona en el poema como una especie de espejo opaco en el que el hombre intenta verse. A su vez la piedra es espejo de sí misma, espejo del estruendo sólido. Y un espejo reflejado en otro espejo sabemos que rebota la imagen al infinito. Esta situación se reafirma en la estrofa siguiente que vuelve a postularla. Lo más alto y lo más hondo se abisman en reflejos / devueltas en su imagen. La imagen se remata con un doble Narciso, posibilidad que vuelve a disparar la imagen hacia el infinito como los espejos enfrentados. Es la comprobación de que no sólo la piedra está en el abismo, sino también el hombre. Se produce la suposición del hombre infinito. Esta idea se derrumbará frente a la afirmación de que la piedra es lo eterno y el hombre lo efímero que aparece al final del poema.

En la tercera estrofa se inicia la indagación por el hombre infinito que quedará rechazada al final. La sangre ?la vida? va a escuchar al Tiempo, con mayúsculas. Este Tiempo es en la mitología Crono, el padre de Zeus. Según le habían profetizado a Crono, uno de sus hijos lo destronaría. Por esto se iba tragando a cada uno de sus vástagos. Rea, la madre de Zeus, cansada de ver desaparecer a sus hijos en las fauces de su marido, le dio a Crono una piedra envuelta en lugar de Zeus. A través de la piedra se realizó el engaño a Crono ( al Tiempo). Cuando Zeus hubo crecido se vengó de su padre. Al darle una pócima a beber para rescatar a sus hermanos lo primero que Crono vomitó fue la piedra que personificaba a Zeus. Luego salieron los hermanos mayores del futuro señor del Olimpo. Como se ve, la elección hecha por Ramponi de los elementos de la mitología clásica no es azarosa, sino que están íntimamente emparentados con el poema.

En esa misma estrofa el poeta comienza a encontrar la respuesta a la posibilidad del hombre infinito, pues la sangre en el Tiempo sólo escucha un silencio cercano al mito y la hazaña. Al final se reafirma la tenaz alerta en que debe vivir el hombre su vida.

Ramponi, partiendo de un mito primitivo ? según la clasificación de Béguin ? intenta alcanzar el mito poético. En un verso ha escrito: mito puro, anunciando quizás una intención. En su búsqueda de infinito recurre a un mito primitivo reciclado en función de su propio mito poético.