Caa uno es caa uno, es, no hay
dos botones idénticos, resulta: siempre
el mundo ensaya nuevos pasos de baile.
De modo que no es vanidoso este joven
sino raro, por eso choca a la gente.
Los jefes lo miran con mirada airada,
arrugan la nariz, se apresuran a despedirlo.
Él no se inmuta, sigue fiel a su nacimiento.
Ni imbécil, ni loco,
es un espécimen difícil y en peligro.
Si lo ve un dictador lo toma por disidente
y la contra por cómplice del dictador.
Es que anda en contramano y sólo aspira
a que nadie lo joda.
Entre pollitos blancos pollito negro
todos lo pican y cuando muere
el tiempo suele recoger sus huesitos,
los baraja bien y dispone sobre la mesa
para adivinarse el futuro.