Definición sin mengua del verano,
cerezas donde cantan los sentidos
del mundo, breves cuerpos encendidos
y habitados por un fulgor pagano
resuelto en púrpura y escarlata
y en carmesí y en bermellón de sueño,
con qué eficacia, con que rojo empeño
sintetizan el fruto que desata
para la vida lo que fue ilusión
y suspirada expectativa con
un cántaro de afanes y promesas.
Por eso el grito de mi juventud:
No quiero velas sobre mi ataúd.
Yo quiero una escudilla de cerezas.